Jn 1, 36). Entonces, dos de sus discípulos siguieron al Mesías, el cual les preguntó: "¿Qué buscáis?". Los dos le preguntaron: "Maestro, ¿dónde vives?". Y Jesús les respondió: "Venid y lo veréis", es decir, los invitó a seguirlo y a estar un poco con él. Quedaron tan impresionados durante las pocas horas transcurridas con Jesús, que inmediatamente uno de ellos, Andrés, habló de él a su hermano Simón, diciéndole: "Hemos encontrado al Mesías". He aquí dos palabras singularmente significativas: "buscar" y "encontrar". Rm 8, 39).

Buscar y encontrar a Cristo, manantial inagotable de verdad y de vida: la palabra de Dios nos invita a reanudar, al inicio de un nuevo año, este camino de fe que nunca concluye. "Maestro, ¿dónde vives?", preguntamos también nosotros a Jesús, y él nos responde: "Venid y lo veréis". Para el creyente es siempre una búsqueda incesante y un nuevo descubrimiento, porque Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre, pero nosotros, el mundo, la historia, no somos nunca los mismos, y él viene a nuestro encuentro para donarnos su comunión y la plenitud de la vida. Pidamos a la Virgen María que nos ayude a seguir a Jesús, gustando cada día la alegría de penetrar cada vez más en su misterio.