Queridos hermanos y hermanas:
Lc 2, 12), él le brinda la posibilidad de mirar de un modo nuevo las realidades de cada día. Podrá gustar la fuerza de la fascinación interior del amor de Dios, que logra transformar en alegría incluso el dolor.
Preparémonos, queridos amigos, para encontrarnos con Jesús, el Emmanuel, Dios con nosotros. Al nacer en la pobreza de Belén, quiere hacerse compañero de viaje de cada uno. En este mundo, desde que él mismo quiso poner aquí su "tienda", nadie es extranjero. Es verdad, todos estamos de paso, pero es precisamente Jesús quien nos hace sentir como en casa en esta tierra santificada por su presencia. Pero nos pide que la convirtamos en una casa acogedora para todos. Este es precisamente el don sorprendente de la Navidad: Jesús ha venido por cada uno de nosotros y en él nos ha hecho hermanos. De ahí deriva el compromiso de superar cada vez más los recelos y los prejuicios, derribar las barreras y eliminar las contraposiciones que dividen o, peor aún, enfrentan a las personas y a los pueblos, para construir juntos un mundo de justicia y de paz.
Con estos sentimientos, queridos hermanos y hermanas, vivamos las últimas horas que nos separan de la Navidad, preparándonos espiritualmente para acoger al Niño Jesús. En el corazón de la noche vendrá por nosotros. Pero su deseo es también venir a nosotros, es decir, a habitar en el corazón de cada uno de nosotros. Para que esto sea posible, es indispensable que estemos disponibles y nos preparemos para recibirlo, dispuestos a dejarlo entrar en nuestro interior, en nuestras familias, en nuestras ciudades. Que su nacimiento no nos encuentre ocupados en festejar la Navidad, olvidando que el protagonista de la fiesta es precisamente él. Que María nos ayude a mantener el recogimiento interior indispensable para gustar la alegría profunda que trae el nacimiento del Redentor. A ella nos dirigimos ahora con nuestra oración, pensando de modo especial en los que van a pasar la Navidad en la tristeza y la soledad, en la enfermedad y el sufrimiento. Que la Virgen dé a todos fortaleza y consuelo.