Enchiridion symbolorum
Denzinger-Schönmetzer / Hünermann
Introducción
1. La historia del "Denzinger"
2. Sobre la actual edición bilingüe del "Denzinger"
3. Traducción y redacción de los documentos
4. Disposición de los documentos
5. Reelaboración del aparato
II. Indicaciones para el uso teológico del "Denzinger"
1. El testimonio de la Iglesia y la proclamación del Magisterio
2. La enseñanza auténtica
3. La enseñanza infalible
4. Peligros en el uso del "Denzinger"
III. Indicaciones para la lectura
Abreviaturas generales
Abreviaturas bibliográficas
« Introducción »
1. LA HISTORIA DEL "DENZINGER" (1)
Cuando Heinrich Denzinger (1819-1883), después de cursar estudios superiores de filología. matemáticas, filosofía y teología en Würzburgo y Roma, y de ejercer la actividad pastoral durante tres años, fue nombrado profesor en Würzburgo, se sentía impulsado por la idea de la restauración de una genuina teología frente al racionalismo teológico de su época. El Enchiridion symbolorum et definitionum quake de rebus fidei et morum, a conciliis oecumenicis et summis pontificubus emanaverunt, publicado por primera vez en 1854, corresponde a este objetivo. En su introducción escribe Denzinger: "Entre los numerosos males que contribuyeron a la situación desfavorable de los centros católicos de enseñanza, lo que más daño hace a los estudios teológicos es que muchas personas hacen caso omiso o desatienden los denominados documentos positivos de la fe y de la moral, que fueron sellados por la autoridad de la Iglesia, y confían excesivamente en el propio entendimiento".
En la primera edición de su "Enchiridion", Denzinger ofreció textos recogidos de cien documentos eclesiásticos: símbolos de fe, decisiones conciliares, decretos de sínodos provinciales y declaraciones y encíclicas del magisterio pontificio hasta llegar al pontificado de Pío IX. Denzinger, con su documentación, quiso dar testimonio de las etapas esenciales del desarrollo del Magisterio eclesiástico. Sirviéndose del "Enchiridion", Scheeben ofreció en su epistemología teológica una visión panorámica comentada del desarrollo de las doctrinas (2).
Cuando Denzinger publicó su obra, existía ya una serie de manuales un tanto antiguos, pero que, por la elección de sus temas, no correspondían a las exigencias de la época. Hitzfelder señala en su recención del "Denzinger", publicada en la revista "Tübinger Theologischc Quartalschrift": "Apenas hará falta recordar siquiera que esta recopilación no pretende en absoluto ser exhaustiva. Sin embargo, al autor no se le puede negar el testimonio elogioso de que ha cumplido de manera muy satisfactoria su promesa de ofrecer un conspectus lo más completo posible de la doctrina de la Iglesia, con especial atención a las necesidades de la época presente" (3).
La primera edición del "Denzinger" se encuentra ya dispuesta en orden cronológico y posee, entre otras cosas, un índice sistemático. La acogida positiva de la obra, dedicada a Pío IX, hizo necesarias otras dos ediciones, al cabo de 18 meses de publicada la primera edición. En ellas se introdujeron los números marginales y se recogió una serie de nuevos textos. En la ampliación. Denzinger se dejó guiar por los intereses teológicos y eclesiásticos de su época. Sc recogen más intensamente los textos que se refieren al primado del obispo de Roma y a la cristologia, las cuestiones matrimoniales y el conocimiento religioso. La segunda edición había ampliado ya su volumen en una tercera parte. La cuarta edición, de 1865, contiene entre otras cosas extensos extractos de la encíclica "Quanta cura" de Pío IX del año 1864 y ofrece ya su "Syllabus". La quinta edición, de 1874 (la última de la que se encargó personalmente Denzinger), contiene pasajes decisivos del Concilio Vaticano I, pero sólo en el prólogo. Los textos del Concilio de Trento no se tienen aún en cuenta.
De la sexta a la novena edición (1888-1900), Ignaz Stahl, profesor no titular y catedrático honorario de Würzburgo, se encarga de la publicación del "Denzinger". En la sexta edición Stahl recoge los textos de Trento y las Constituciones del Concilio Vaticano I. En la séptima edición, de 1895, comparó de nuevo muchos documentos con las fuentes e introdujo una serie de enmiendas. Llama la atención el que, como consecuencia del Concilio Vaticano I, se recoja mayor número de encíclicas pontificias. El número de los documentos se eleva a 155. La octava y la novena ediciones (1899, 1900) muestran sólo pequeñas modificaciones y mejoras con respecto a la séptima edición. Después de la muerte de Ignaz Stahl en el año 1905, la Editorial Herder se hace cargo de la obra, que hasta entonces había sido publicada por la Editorial Oskar Stahel, de Würzburgo.
A partir de la décima edición (1908), Clemens Bannwart SJ se encarga del "Denzinger". Su colaborador es Johannes B. Umberg SJ. Bannwart somete el "Denzinger" a una refundición fundamental. Su título dice así ahora: Enchiridion symbolorum, definitionum et declarationum de rebus fidei et morum. Los documentos no sólo se presentan según un orden cronológico más preciso, sino que además se clasifican por pontificados. Los títulos históricos se completan con indicaciones tomadas de palabras clave del contenido. Los datos sobre las fuentes, la consignación de las citas bíblicas, la correspondiente mención de los pasajes citados, las referencias a otros textos y los títulos habituales de las columnas facilitan el uso. A esto se añade un índice onomástico y un índice analítico, una lista de abreviaturas bibliográficas, así como observaciones históricas en notas a pie de página.
Bannwart refundió enteramente la primera parte del "Denzinger", que contiene las confesiones de fe, basándose para ello en las investigaciones llevadas a cabo hasta la época. Pero su intervención se nota aún más intensamente en la segunda parte de la obra, que lleva como título: Documenta Romanorum Pontificum et conciliorum. A consecuencia de la evolución teológica que se había producido después del Concilio Vaticano I, Bannwart sitúa las declaraciones de los Papas antes de las de los concilios.
A. Bellesheim, en su recensión, elogia el nuevo "Denzinger", al que considera como una "historia sin lagunas de la Santa Sede desde el punto de vista de la doctrina sobre la fe y la moral"(4). Numerosos textos que han sido incorporados de nuevo se refieren al primado y al magisterio del Papa; otro punto importante es la confrontación con el Modernismo. Tan sólo la documentación de la encíclica "Pascendi dominici gregis" comprende 34 páginas. A esto se añade una serie de documentos históricos, en los que Bannwart ve una confirmación de tesis antimodernistas.
Bannwart dedica especial atención a la refundición del índice sistemático. Mientras que Denzinger, en lo que respecta al ámbito de la teología dogmática, parte de tres secciones principales ("acerca de los principios de la fe y de la teología", "acerca de Dios uno y trino, tal como él es en sí mismo", "acerca de Dios que obra al exterior"(5)), vemos que Bannwart divide la teología dogmática en diez tratados: la revelación, la Iglesia, el Papa de Roma, el Dios uno, el Dios trino, la creación, la exaltación y la caída, la restauración, la justificación, la consumación. Denzinger, en el orden seguido, había estado influido por Klee, Staudenmaier, Dieringer y Berlage; en contraste con ello, Bannwart se orienta por las obras de teología dogmática de Liebermann, Perrone y Franzelin. El índice sistemático de Bannwart, que constituye el fundamento para las veintiuna ediciones siguientes, influyó dando forma a numerosas teologías dogmáticas hasta la llegada del Concilio Vaticano II; representa un tipo de teología a la que en lo sucesivo se hará referencia con el nombre de "teología del Denzinger".
En las ediciones de 1911, 1913 y 1921 (ediciones 11ª a 13ª) se añaden pocas cosas nuevas, entre ellas el juramento antimodernista y las declaraciones de la Comisión Bíblica. Desde la 14ª hasta la 27ª edición, aparece como director de la publicación Johannes B. Umberg SJ. El había reelaborado ya decisivamente la 13ª edición (1921), sin que se mencionara su nombre. El gran número de ediciones que se realizan entre los años 1922 y 1951 se explica por la práctica de la Editorial Herder de hacer una sola impresión para varias ediciones. Las ediciones alcanzan a menudo una tirada de más de 10.000 ejemplares, si prescindimos de algunas ediciones con menor tirada que se hacen durante los tiempos que siguen inmediatamente a la guerra.
Umberg perfecciona continuamente el "Denzinger". Completa los textos contemporáneos y añade, de tiempos más antiguos, declaraciones del Magisterio sobre la doctrina de los sacramentos, que es el campo de su especialidad. En contraste con Bannwart, que había eliminado del índice sistemático la teología moral, Umberg vuelve a incorporarla en las ediciones que van de la 18ª a la 20ª. Claro que no la ordena, como había hecho Denzinger, según los tres sectores de deberes, sino con arreglo al Decálogo. Umberg amplía notablemente el índice onomástico y el índice analítico, así como el índice de citas bíblicas. Además, Umberg afina y especifica el índice sistemático. Asimismo, Umberg incorpora al "Denzinger" las referencias al Código de Derecho Canónico de 1917.
La 26ª edición contiene un suplemento con una recopilación de textos efectuada por Karl Rahner, quien se encarga de la publicación de la obra desde la 28ª edición (1952) hasta la 31ª edición. En la 28ª edición Rahner había solicitado propuestas para una proyectada refundición del "Denzinger". En razón de este propósito, el texto se publicó casi sin modificaciones en las tres ediciones sucesivas.
En la 32ª edición de 1963 Adolf Schönmetzer SJ presenta una profunda refundición del "Denzinger". Schönmetzer incorporó casi 150 nuevos documentos, abrevió o amplió otros cien textos aproximadamente del Magisterio y eliminó todas las alocuciones pontificias y otra serie de documentos. Se basa para ello, primeramente, en las actitudes de los especialistas y, en segundo lugar, en los nuevos planteamientos de problemas teológicos, que al mismo tiempo arrojan una luz distinta sobre anteriores documentos y textos. En general, la meta que se propone Schönmetzer consiste en hacer que el Enchiridion sea más útil no sólo para la enseñanza de la teología, sino también para una teología científica que tenga fines más amplios. Al mismo tiempo, se vuelve contra anteriores principios de selección, según los cuales era frecuente que no se incorporaran algunos textos, porque posiblemente hubieran originado dificultades a los teólogos. Schönmetzer no quería ofrecer una obra "ad usum delphini".
En la 32ª edición hay que destacar: la nueva configuración fundamental que se ha dado a la parte sobre los símbolos de la fe, las breves introducciones históricas a los diversos documentos, la modificación de los epígrafes, en los que vuelven a utilizarse designaciones tomadas de los documentos mismos, la numeración completamente nueva y una refundición fundamental de los índices, en la cual sobre todo se amplía esencialmente el índice sistemático y éste adquiere epígrafes que se ajustan al lenguaje bíblico. La eclesiología no se encuadra, como hasta entonces, en la parte que trata de los principios teológicos, sino que aparece como tratado teológico independiente. La moral se ordena de nuevo según los sectores de los deberes.
En lo que respecta a la refundición del contenido, hay que destacar especialmente cómo Schönmetzer desmonta las exageraciones de Bannwart en cuanto a la autoridad pontificia y recoge en cambio documentos que son importantes para el debate ecuménico y otros documentos que hablan de la tolerancia y de la libertad del ser humano y que se dirigen contra la esclavitud, la tortura y la ordalía (o "juicio de Dios").
G. Maron, en su recensión publicada en la revista "Materiales ofrecidos por el Instituto Bensheim para el estudio de las confesiones cristianas", critica el hecho de que Schönmetzer haya eliminado una serie de textos que, por su dureza, habrían sido contraproducentes para el movimiento ecuménico (6). La recensión de J. C. Fenton acusa a Schönmetzer de reducir al mínimo la infalibilidad del Magisterio eclesiástico y de convertirse en el propagandista de una deplorable corriente teológica de la época (7). Frente a estas voces aisladas se alza un amplio asentimiento, el cual se demuestra entre otras cosas por la rapidez con que se van sucediendo las ediciones (la 33ª edición de 1965, la 34ª de 1967) con una tirada total de 25.000 ejemplares. A estas ediciones se incorporan por vez primera extractos de las encíclicas "Mater et Magistra" y "Pacem in terris" de Juan XXIII y dos documentos de Pablo VI.
Las ediciones 35ª y 36ª no ofrecen nuevos documentos, sino únicamente enmiendas. En la 35ª edición Schönmetzer anunciaba que pronto publicaría en volumen aparte los documentos del Concilio Vaticano II y otros documentos recientes del Magisterio. Pero Schönmetzer no pudo realizar ya este propósito.
2. SOBRE LA ACTUAL EDICIÓN BILINGÜE DEL "DENZINGER"
En 1981, el actual encargado de la publicación comenzó a preparar una nueva edición bilingüe del "Denzinger". Le movía a este propósito la preocupación de que, por la falta de semejante edición. el conocimiento familiar de las enseñanzas tradicionales del Magisterio eclesiástico sufriera grave detrimento, porque muchos lectores y usuarios tendrían dificultad actualmente para manejar los textos griego y latino del "Denzinger". Otro motivo fue el deseo de ampliar el "Denzinger" con una selección de textos tomados de los documentos del Concilio Vaticano II, las recientes encíclicas pontificias y los documentos publicados por los sínodos celebrados según lo dispuesto en el último concilio.
En conversaciones con la Editorial Herder se vio pronto que una nueva composición de toda la obra elevaría el precio de venta hasta una cuantía inadmisible. Así que, de momento, la labor se concentró por entero en la traducción vernácula que debía añadirse a la 36ª edición. Esta idea fue abandonada posteriormente. En el curso de la tarea, mis colaboradores, en cooperación con el Centro para el procesamiento de datos de la Universidad de Tubinga, desarrollaron un programa de composición (el "Tübinger System von Textverarbeitungs Programmen", TUSTEP) para una nueva edición bilingüe alemana del "Denzinger".
Para aquella nueva edición se refundieron las introducciones y los epígrafes, los títulos de las columnas y las notas a pie de página, y el texto de los documentos, en los casos en que había dudas, fue reexaminado y enmendado con ayuda de ediciones críticas; lo mismo se hizo con las indicaciones de fuentes y las bibliografías, las cuales además se actualizaron. En cuanto a los años comprendidos entre 1963 y 1988. se incorporó una selección de recientes documentos del Magisterio. Esto hizo que fuera imprescindible una refundición de los índices.
Se renunció a abreviar o ampliar la recopilación de documentos del Magisterio que aparecen en las ediciones 34ª a 36ª del "Denzinger". Al encargado de la publicación le movieron para ello los siguientes puntos de vista: el hecho de enlazar con esa recopilación facilitaría la reanudación de la tradición del "Denzinger", interrumpida desde el año 1967. La selección, efectuada por Schönmetzer en tiempo del Concilio Vaticano II, sigue respondiendo ampliamente. con sus complementos de la 33ª y 34ª ediciones, a las exigencias del actual debate eclesial y teológico. El dar nueva forma a la recopilación de documentos, teniendo en cuenta la situación actual de la teología, presupone una labor de cooperación de varios años en el seno de un gremio internacional. Para semejante labor debería disponerse ya, como matriz, de una edición bilingüe, la cual, en virtud del programa electrónico de composición TUSTEP, permitiría no sólo insertar documentos y abreviar o suprimir los ya existentes, sino también combinar los documentos con las traducciones a otras lenguas, por ejemplo, al inglés o al francés. Por eso, el encargado de la publicación tiene la intención, después de celebrar consultas con diversos expertos y asociaciones teológicas, de crear un gremio internacional de trabajo que realice el doble esfuerzo de reexaminar, en primer lugar, la selección de documentos del "Denzinger" de la 36ª edición y, en segundo lugar, de colaborar en otras traducciones para nuevas ediciones bilingües.
Para la selección de los nuevos textos incorporados, procedentes de los pontificados más recientes, se siguió el siguiente procedimiento: se recogieron por completo las partes doctrinales de las Constituciones del Concilio Vaticano II (con excepción de la extensa Constitución "Lumen gentium"). De los Decretos y Declaraciones se recogieron únicamente los enunciados más importantes en materia de teología dogmática y de teología moral. Esto se aplica también a los documentos del Magisterio posteriores al Concilio. En vista de las modificaciones
habidas en el género literario de las encíclicas durante el pontificado de Juan Pablo II (cierto número de encíclicas tiene carácter de meditación o de parénesis), no todas las encíclicas se tuvieron en cuenta para la selección.
3. TRADUCCIÓN Y REDACCIÓN DE LOS DOCUMENTOS
La traducción de las confesiones de fe y de los documentos del Magisterio eclesiástico se rige por la intención de ajustar el texto alemán con la mayor precisión posible al texto original. La finalidad no consiste en crear un texto alemán pulido literariamente y de agradable lectura, sino una traducción que haga que el texto original sea inteligible e interpretable aun para aquellos que no posean profundos conocimientos de las lenguas griega y latina. Se pretende conducir al usuario de la edición hasta el texto original. Y. así, se ha puesto empeño en traducir siempre los términos de manera congruente. Se evita de ordinario el empleo de varios términos alemanes para expresar los diversos matices del texto. Se buscan más bien palabras que en su raíz se hallen próximas al correspondiente vocablo griego o latino. Se pretende igualmente mantener la fidelidad a las estructuras gramaticales del latín y del griego, en la medida en que lo permite la sintaxis de la lengua alemana. Se trata de conseguir un texto que, paso a paso, denote su función de hallarse al servicio del texto original y refleje de algún modo el genio extranjero de los documentos originales. La consecuencia es que se hallarán ciertas divergencias con respecto al lenguaje alemán que se ha ido puliendo por el uso eclesiástico. Así, por ejemplo, peccatum originale se ha traducido por "Ursünde" (9). En algunos casos se conservaron expresiones griegas o latinas, como sucede, por ejemplo, con el término anathemas (10), porque la traducción alemana corriente por "Bann" restringe considerablemente el campo semántico del término original.
El nuevo "Denzinger" abarca también, junto a textos griegos y latinos, textos en alemán, español, francés, inglés e italiano. Cuando existen ediciones críticas, los textos se han revisado conforme a ellas. De lo contrario, la revisión se ha efectuado utilizando ediciones académicas. Por cierto, la revisión se ha realizado siempre que surgían dudas acerca del texto. En total se han llevado a cabo unas mil enmiendas.
El texto de los documentos de las ediciones 34ª a 36ª presenta conjeturas en toda una serie de pasajes, conjeturas que en la mayoría de los casos fueron recogidas por Eduard Schwartz. Parte de esas conjeturas servían evidentemente para hacer frente a dificultades lingüísticas o teológicas inherentes a los textos atestiguados. En lugar de esas conjeturas se recogió en el texto la variante textual mejor atestiguada. Con ello el nuevo "Denzinger" no representa una edición crítica de los textos -para eso habría sido necesario indicar las variantes textuales más importantes- , pero ofrece un texto bien examinado críticamente.
4. DISPOSICIÓN DE LOS DOCUMENTOS
La presente edición 37ª -conforme a la tradición del "Denzinger"- consta de dos partes: la primera parte comprende los credos o confesiones de fe de la Iglesia antigua (*1276); la segunda parte, los documentos del Magisterio eclesiástico (*101-4858). Los textos de la segunda parte siguen un orden estrictamente cronológico, el cual ofrece inmensas ventajas en comparación con una disposición sistemática (véase lo que se dice sobre las cambiantes formas que se dio al índice sistemático del "Denzinger"). Los documentos del Magisterio eclesiástico se ponen siempre en relación con los correspondientes pontificados de los obispos de Roma. Los epígrafes indican de ordinario el título de los documentos y la correspondiente fecha de su publicación.
Los números marginales hasta el *3997 corresponden a los de la 36ª edición. Los documentos "Piam et constantem" y "Sancta mater ecclesia" se situaron después de los textos del Concilio Vaticano II, de tal modo que hubo que asignarles nuevos números marginales: *4400 en vez de *3998, *4402-4407 en vez de *3999-3999e. El suplemento de la 36ª edición fue insertado en el curso del texto, aunque conservándose los números suplementarios. Se suprimieron los números marginales de las ediciones anteriores a la 32ª (de1963), que estaban situados en el margen interior de las páginas. En vez de ello se ofreció una concordancia en el suplemento.
Para mayor claridad, Schönmetzer indicó ya el comienzo de documentos importantes con números marginales que fueran fáciles de reconocer. En continuidad con esta tradición, los textos del Concilio Vaticano II comienzan con *4001. Y, así, aparece la siguiente "estructura":
*125 Concilio I de Nicea
*150 Concilio I de Constantinopla
*250 Concilio de Éfeso
*300 Concilio de Calcedonia
*500 Sínodo de Letrán contra los monotelitas
*550 Concilio II de Constantinopla
*600 Concilio II de Nicea
*700 Confesión de fe de Berengario de Tours
*800 Concilio IV de Letrán
*1000 Constitución "Benedictus Deus" de Benedicto XII
*1300 Concilio de Florencia
*1500 Concilio de Trento
*2001Constitución "Cum occasione" contra Cornelio Jansen
*2101 Decreto contra los errores de los laxistas
*2301 Decreto contra los errores de los jansenistas
*2600 Constitución "Auctores fidei" contra los errores del Sínodo de Pistoya
*2800 Bula "Ineffabilis Deus" sobre la concepción inmaculada de María
*3000 Concilio Vaticano I
*3401 Decreto "Lamentabili" contra los errores de los modernistas
*3700 Encíclica "Casti connubii" sobre el matrimonio cristiano
*3900 Constitución "Munificentissimus Deus" sobre la Asunción de María
*4001Concilio Vaticano II
5. REELABORACIÓN DEL APARATO
A Schónmetzer le corresponde el gran mérito de haber redactado breves introducciones históricas a los diversos documentos del "Denzinger". Estas introducciones son también en ocasiones una ayuda para la comprensión teológica de dichos documentos. A veces se observa ellos cierto interés apologético, seguramente no intencionado: Los textos de las introducciones fueron refundidos en cuanto a su fondo y a su forma, y lo mismo se hizo con los títulos de las columnas, con los epígrafes y con las notas a pie de página. Los datos sobre ediciones de textos y las citas bibliográficas fueron revisados y, en muchos casos, actualizados. Los textos de nueva incorporación fueron provistos de ordinario de las correspondientes introducciones.
Los índices fueron revisados y completados para que recogieran los documentos de nueva incorporación. En el índice de los documentos del Magisterio eclesiástico citados según sus palabras iniciales, se incluyeron también las palabras iniciales de los esquemas de los que fan sólo se hace mención. Los índices onomástico y analítico contienen no sólo entradas en latín sino también en lengua vernácula. En el índice onomástico se mantuvo el criterio observado hasta ahora, es decir, se recogieron únicamente los nombres de aquellas personas que son de importancia para los correspondientes pasajes. No se recogieron, por ejemplo, los destinatarios (que no interesan en concreto) de las cartas de Cipriano o de Agustín. En cuanto a los lugares, se mencionaron tan sólo, como se había hecho hasta ahora, los lugares en que se celebraron concilios o sínodos y los países o lugares de origen de credos o confesiones de fe. Los nombres se mencionaron casi siempre en la forma vernácula usual. La reelaboración del índice sistemático supuso un esfuerzo considerable. Se tuvo en cuenta la totalidad de los pasajes citados en la edición de Adolf Schönmetzer. Pero las citas fueron clasificadas según nuevas divisiones. Se recogió sin modificación alguna la sección sobre declaraciones mutuamente contradictorias de documentos del Magisterio eclesiástico. El índice sistemático hubo que refundirlo a fondo, en virtud de los nuevos planteamientos teológicos del Concilio Vaticano II y de los documentos postconciliares. Las divisiones según eonceptos - por ejemplo, en el ámbito de la eclesiología - demostraron no ser útiles para recoger declaraciones esenciales del Concilio Vaticano II, por ejemplo, en cuanto a la fundamentación de la Iglesia en el misterio de la Trinidad, y en cuanto al concepto del pueblo de Dios.
Las traducciones latinas de textos griegos se conservaron únicamente cuando, por su origen, poseen una relevancia propia, como sucede, por ejemplo, con los textos del Sínodo de Letrán del año 649.
Las abreviaturas de los libros bíblicos en los textos griego y latino se atienen a los criterios de la Vulgata, según la edición de Stuttgart (11). Para los textos en alemán se siguen las "directrices de Loccum". La numeración de los salmos, en los textos griego y latino, corresponde a la numeración que aparece en los correspondientes manuscritos; en los textos en lengua vernácula se sigue la numeración de los manuscritos hebreos.
La edición oficial y auténtica de las actas de la Sede Apostólica son a partir del año 1903 las ASS (37 [1904/1905]), a las que sucedieron poco después las AAS (1 [1909]). Las citas [...] se refieren a la paginación original de las ASS o de las AAS. Se suprimieron las referencias editoriales al CIC/1917. Inmediatamente antes del texto de los documentos se mencionan las ediciones y, en caso necesario, los resúmenes analíticos (los regesta).
Si los epígrafes de los textos pertenecen al texto auténtico de los documentos (como sucede, por ejemplo, en los documentos del Concilio de Trento), entonces se ofrecen de ordinario en su original latino y en su traducción vernácula.
En el interior de un texto se hace referencia a otro texto por medio del correspondiente número marginal precedido de asterisco (*). En los índices las referencias se hacen por medio de la simple indicación de los números marginales del texto al que se remite. Las notas a pie de página remiten a los lugares en que se hallan las citas, a las paráfrasis y a las proposiciones condenadas. La referencia se efectúa por medio de la indicación de los correspondientes números marginales del texto al que se refiere en cada caso la nota a pie de página. Para mejor distinción, el número marginal de la nota a pie de página lleva, además del asterisco, la cifra correspondiente a dicha nota.
« II. Indicaciones para el uso teológico del "Denzinger" »
Las explicaciones que vamos a dar a continuación para facilitar el uso teológico del presente "compendio" tienen necesariamente carácter sumario y de simple introducción. No podrán reemplazar un estudio profundo de la epistemología teológica y de la doctrina sobre los principios teológicos. No obstante, el esbozo que vamos a ofrecer, podrá ser útil para recordar al usuario con formación teológica los estudios realizados anteriormente y ayudará al profano que lea este libro a evitar la formación de ideas equivocadas.
1. EL TESTIMONIO DE LA IGLESIA Y LA PROCLAMACIÓN DEL MAGISTERIO
Jesucristo confió a toda la Iglesia la tarea de continuar su misión, dando testimonio del Evangelio. Los ministros de la Iglesia se hallan al servicio de este encargo de proclamación dado a todos los creyentes. Cuando los ministros, por medio de la predicación y la instrucción, exponen de manera verdadera y fiel el Evangelio, entonces están equipando a las comunidades y a los individuos para que crezcan en la fe y lleven a cabo su encargo. Por tanto, la enseñanza del Magisterio es parte del testimonio total de la Iglesia.
Puesto que la acción del Magisterio de dar testimonio de la fe en el nombre de Jesucristo va dirigida a la Iglesia, esta acción se efectúa de manera autoritativa: "Quien os escucha a vosotros, a mí me escucha" (Lc 10, 16). Los obispos, desde luego, no son portadores de la revelación; son testigos de la revelación trasmitida por Jesucristo y los apóstoles, y se hallan bajo la Palabra de Dios. Al mismo tiempo es verdad que el pueblo de Dios, para cuya edificación fueron designados los obispos, ha recibido ya el don de la Palabra de Dios, porque se trata de un pueblo creyente. De ahí se deduce que en la situación de la proclamación existe una relación entre personas maduras. Los oyentes poseen en la fe el derecho y la obligación de formarse un juicio sobre la proclamación efectuada por el Magisterio en la Iglesia, a fin de aceptarla responsablemente y en conciencia. El "amén" de la comunidad a la oración y a la homilía del obispo o del presbítero fue estimada expresamente en la época patrística como un juicio afirmativo pronunciado por el pueblo creyente.
La acción de escuchar, la aceptación de la revelación en la fe y la acción de dar testimonio de la fe llegan a ser posibles por medio del don del Espíritu Santo. Este Espíritu, que comunica la comunión vital de los creyentes - por medio de Cristo - con el Padre, ilumina constantemente de nuevo a la Iglesia para la acción de dar testimonio original de ese acontecimiento de revelación y de redención, tal como fue creído en la Iglesia apostólica. Puesto que tanto el testimonio de toda la Iglesia como el testimonio del Magisterio se refieren al Evangelio, tal como se halla atestiguado normativamente en la Escritura y en la tradición apostólica, vemos que el testimonio de los Padres, la palabra de los obispos y de los papas, y la tradición de la Iglesia en su oración, en su liturgia y en su praxis de fe constituyen las fuentes y criterios de segundo rango. En efecto, el único Evangelio puede sólo trasmitirse, cuando es expuesto y, al mismo tiempo, deslindado para su preservación. Ahora bien, la exposición y el deslinde preservativo se documentan precisamente en las variadas formas adoptadas por la acción de dar testimonio de la fe. En todo ello hay una gradación interna de normatividad.
Las diversas acciones de dar testimonio del Evangelio se hallan abiertas por principio y de igual manera para todo el que está en la Iglesia, al poseedor de un ministerio no de manera diferente que al teólogo o que al laico. A partir de ellas se mide todo testimonio concreto acerca de la fe: tanto el testimonio ministerial como el testimonio de los individuos o de las comunidades. Este hecho de medir no puede ser un simple proceso de control efectuado con la vara de medir de formulaciones previas. El Evangelio es "la Palabra de la vida" (1Jn 1, 1), que libera para un "nuevo pensar" y para una "nueva conducta". Por eso, la trasmisión de la fe. que fundamentalmente es siempre también una propagación efectuada por una comunidad que usa un lenguaje, se diferencia del "servicio prestado a la letra".
2. LA ENSEÑANZA AUTÉNTICA
La tarea de la proclamación del Magisterio eclesiástico es una tarea llena de responsabilidad y dificil. Las verdades fundamentales de la fe deben exponerse en cada momento para que lleguen hasta la vida cotidiana de los individuos y de las familias, hasta las situaciones sociales y culturales. En esta labor de interpretación concreta, que ha de realizarse incesantemente, puede llegarse a acentuaciones unilaterales, a conclusiones falaces, a engaños y errores. Puesto que la revelación de Dios en Jesucristo es comienzo y no consumación del reino de Dios, puesto que con el Espíritu se dan tan sólo las arras y la prenda de la gloria futura, por ello mismo la proclamación efectuada por el Magisterio es una traducción del Evangelio a las diversas dimensiones de la vida y, por tanto, está sometida fundamentalmente a las condiciones del conocimiento humano, que es finito, y de la praxis humana, que tiene sus limitaciones. Esto significa que los obispos tienen que recurrir a aquellas ayudas, a aquellos mecanismos de seguridad y a aquellas formas institucionales acreditadas, que la finitud humana ha desarrollado para el fomento de su conocer y de su praxis. Por otro lado, al oyente, como cristiano maduro que es, se le exige que sepa distinguir en la proclamación lo que es esencial y lo que no lo es; que sepa reconocer la tendencia fundamental de los enunciados, desligándola de los detalles, y que entienda la proclamación con su comprensión integral de la fe. La acción de escuchar con espíritu no es menos importante que la acción de proclamar y enseñar con espíritu. La asistencia que está prometida a la Iglesia, se refiere a ambos aspectos y se manifiesta, entre otras cosas, en el uso adecuado de las facultades y capacidades humanas, tanto por parte de los representantes del Magisterio como por parte de los creyentes que escuchan. El hecho de que la Iglesia permanezca en la verdad tiene su fundamento en Jesueristo, quien, como el Señor exaltado que es, se halla presente - en su Espíritu - en la Iglesia. Ahora bien, este hecho de permanecer, que es un don divino, se trasmite siempre a través de la "necedad de la predicación", a través del esfuerzo por una recta interpretación y escucha del Evangelio, a través de la conversión y la renovación.
En la extensa corriente del testimonio de la fe dado por el Magisterio, ocupan un puesto especial las decisiones doctrinales. En la vida de los diversos creyentes, en la praxis y en la comprensión existente en las comunidades o en las iglesias regionales y en la Iglesia universal, pueden surgir abusos y situaciones de peligro para la fe que reclamen un juicio claro, que dictamine si la correspondiente concepción o praxis es compatible o no con el Evangelio. La competencia para emitir tales juicios doctrinales vinculantes corresponde, según toda la tradición, al Papa y a los obispos, como pastores que son de la Iglesia. La competencia se refiere a cuestiones de fe y de costumbres (fides el mores), porque en el Evangelio se trata de la vida real en la gracia de Dios. Hasta el Concilio de Trento se entendió por mores las usanzas y las formas de vida en la Iglesia; pero en la edad moderna se entendió casi siempre por este término la moral en sentido estricto.
Las decisiones doctrinales se basan en los testimonios normativos de la fe, esbozados sumariamente con anterioridad, y son de especial interés para la elaboración de la adecuada comprensión de la fe, porque en ellos - ante planteamientos críticos - se emiten de ordinario dictámenes bien ponderados. La presente recopilación está integrada en su segunda parte por tales documentos. Estas decisiones doctrinales no deben confundirse con la proclamación general del Evangelio. No sustituyen - ni siquiera consideradas en su totalidad - a la proclamación del Evangelio, sino que la completan en un aspecto específico. Precisamente por ello tienen su significado para la captación más nítida del Evangelio. Tales decisiones son, obviamente, de diferente peso, de diversa autoridad y distinta obligatoriedad.
La autoridad y la obligatoriedad se determinan por un conjunto de criterios. Un primer criterio se deriva de la autoría. Hay diferencia en que sea un obispo particular, la comunidad de los obispos, un concilio ecuménico, un sínodo particular o una conferencia episcopal, el Papa o una congregación de la curia romana los que adopten la decisión doctrinal. Cuanto más, extensa sea la competencia rectora, tanto mas importante será la decisión doctrinal. La suprema competencia rectora con respecto a la Iglesia universal se halla en el Papa y en la cominudad
de los obispos. Un segundo criterio se deriva del sector de los destinatarios a quienes va dirigida la decisión doctrinal. Cuanto más extenso sea el sector de los destinatarios, tanta mayor importancia corresponde a la pertinente decisión doctrinal. Un tercer criterio se deriva de la cuestión tratada. Hay que distinguir entre las cuestiones centrales de la fe y de la moral y los asuntos que son más intensamente periféricos o simplemente disciplinares. En cuarto lugar, es importante la cuestión acerca de las fuentes de las que se deriva la decisión doctrinal. Puede tratarse de una verdad que está atestiguada expresa o implícitamente en la Escritura y en la tradición; puede tratarse de deducciones teológicas, o quizás de consecuencias derivadas de principios morales evidentes - y, por tanto, de principios filosóficos. Finalmente, la decisión doctrinal puede basarse en la tradición de la Iglesia y en la costumbre firmemente establecida. Un quinto criterio lo ofrece la forma en que se presenta una decisión doctrinal. En la forma se manifiesta de qué manera entra en juego la competencia doctrinal. Una instrucción debe valorarse de manera diferente que un decreto, una encíclica o la constitución de un concilio ecuménico.
Para determinar el peso de una opinión doctrinal, se precisan cuidadosas aclaraciones que se orientan por los mencionados criterios y que tienen en cuenta el cambio histórico en las formas del ejercicio de la autoridad y la coordinación o subordinación de las distintas autoridades. Entre las reglas de la hermenéutica teológica se cuenta la de que la obligatoriedad propiamente tal no hay que atribuirla a las introducciones, fórmulas de conclusión y diversos argumentos, ni a las explicaciones y citas, sino únicamente al núcleo de los enunciados.
Las decisiones doctrinales comprenden frecuentemente censuras teológicas con las cuales se designa lo reprobable que es una doctrina. A partir de la tardía Edad Media, especialmente en el curso de la Edad Moderna, se encuentran además calificaciones teológicas que designan el grado de certeza con el que se pueden admitir las doctrinas eclesiásticas. Hasta la alta Edad Media se utilizaron las antiguas valoraciones que hablaban de ortodoxia y de heterodoxia. Hay que tener en cuenta que las condenas (Anagematizomen, damnamus, etc.) no designan necesariamente la estricta oposición a la doctrina revelada, sino también infracciones de la eclesialidad. No toda doctrina condenada es una herejía en sentido estricto. Con el tránsito al siglo XIV comienza una diferenciación de las censuras. Dada la importancia cada vez mayor que la cuestión de la certeza de una proposición va adquiriendo en el ámbito de la filosofía de la Edad Moderna, se procede a elaborar las calificaciones teológicas. Las distinciones usuales son: una doctrina es "de fe divina" (de fide divina), cuando de manera explícita o implícita forma parte de la revelación. Una doctrina es "de fe divina y católica" (de fide divina et catholica), cuando además es presentada formalmente por el Magisterio de la Iglesia para que sea creída. Una proposición "linda con la fe" (fidei poximum), cuando según la opinión acorde de los teólogos debe considerarse como verdad revelada y se halla defendida por la Iglesia, pero sin ser presentada como verdad revelada. Otra calificación importante se refiere a las verdades que, desde luego, no están contenidas formalmente en la revelación, pero se hallan en estrecha relación con ella, de tal modo que el Magisterio eclesiástico las presenta como verdades definitivas. En estos casos, se habla tradicionalmente de una "verdad de fe eclesiástica" (de fide ecclesiastica). Existen, además, opiniones teológicas que son calificadas de diferentes maneras. En el uso de las censuras y de las calificaciones teológicas, el Magisterio se orientó por el lenguaje teológico de la correspondiente época.
3. LA ENSEÑANZA INFALIBLE
En contraste con la proclamación y la enseñanza falible se halla la enseñanza infalible, que corresponde al Papa y a la comunidad de los obispos, pero que no se opone a ella como una realidad completamente distinta. Lejos de eso, ambas cosas se hallan íntimamente relacionadas y tienen su raíz en el don del Espíritu concedido a la Iglesia entera, un don que mantiene a la Iglesia en la verdad y que no permite que el común sentir de fe del pueblo de Dios se extravíe. Por eso, el sentir común de fe del pueblo de Dios es designado como indefectibilis, como algo que no puede fallar. De ese don divino, concedido a la Iglesia universal, participa también a su modo el Magisterio eclesiástico. La enseñanza infalible constituye- como quien dice - la cumbre implícita de la enseñanza auténtica o magisterial. Hay enseñanza infalible en forma de Magisterio ordinario allá donde los obispos, esparcidos por todo el orbe de la tierra, proclaman unánimemente que algo es verdad de fe. El consenso constituye la razón de la certeza y el carácter acreditado de la verdad. Hay que distinguir de ello la enseñanza infalible del Magisterio extraordinario. El Concilio Vaticano I fundamenta la necesidad de tal competencia en el hecho de que, en cuestiones de fe y de moral, pueden surgir "peligros", más aún, "daños" que hacen que sea necesaria una decisión fiable acerca de ellos, ya sea que la correspondiente concepción o la praxis en cuestión se muevan en el marco del Evangelio o bien que falseen el Evangelio. En los Concilios Vaticanos I y II se enumeran sumariamente aquellas fuentes y aquellos criterios por los que el Papa (y lo mismo se diga de los concilios universales y de la comunidad de los obispos, cuando no actúa conciliarmente pero sí en un acto formalmente colegial) puede deducir la conformidad o la disconformidad de una doctrina con la fe. Se enseña así la posibilidad de que la Iglesia posea una suprema certeza de fe, a fin de que la Iglesia universal conserve su unidad y pueda seguir siendo fiel a sus fundamentos. La base la constituye la promesa de la asistencia del Espíritu Santo.
Cuando se dice que las definiciones infalibles son "irreformables" (irreformabiles) por si mismas, no por el asentimiento de la Iglesia, esto quiere decir: Las proposiciones formuladas por el Papa no necesitan, para ser vinculantes, el posterior asentimiento del episcopado, así como tampoco las definiciones de un concilio legítimo necesitan recibir de nuevo, para ser vinculantes, el asentimiento de otra instancia distinta. Son una última instancia, de tal manera que en contra de tal decisión no puede apelarse a otra instancia diferente. Por medio de las decisiones infalibles en materia doctrinal, los diversos fieles y la Iglesia universal no son inducidos a engaño o a error. Pero esta calificación no significa que las definiciones constituyan en todos los casos las respuestas ideales, es decir, las respuestas absolutamente logradas a los problemas de la fe y de la moral, y que después no puedan replantearse de nuevo, aclararse e incluso completarse. Es obvio que todas las definiciones necesitan ser interpretadas; su sentido debe interpretarse siendo insertadas en la comprensión integral de la fe y en el contexto de la tradición de la fe.
Claro que la posibilidad, así caracterizada, de una certeza de fe no tiene vigencia absoluta. sino tan sólo en relación con una realidad de fe que sea capaz de definición y que, por tanto, pueda deslindarse claramente y determinarse en sí unívocamente. El Magisterio eclesiástico no podría definir en su totalidad la verdad de la revelación. De esta manera aparece también de nuevo el carácter extraordinario de esta forma de enseñanza.
4. PELIGROS EN EL USO DEL "DENZINGER"
Yves Congar, en un famoso artículo (1), llamó la atención sobre una serie de peligros que pueden surgir en el uso -superficial, ingenuo e irreflexivo- del "Denzinger":
-La presentación sucesiva de textos que en sí son de importancia muy distinta, puede suscitar la impresión de que, con ello, se trata de los párrafos de un código de leyes, todas las cuales son más o menos iguales.
-Se puede fomentar la idea de que para los fieles hubiera "una entidad superior, única en su género ..., el Magisterio eclesiástico, que los supervisara, los adoctrinara como el maestro en una escuela, les impusiera correcciones y determinara lo que se puede sostener y lo que no se puede sostener" (2) . Con ello se pasa por alto que hay muchas maneras de preservare inter-retar la fe. La tradición menciona a los Padres e igualmente a la liturgia, a los grandes teólogos, etc. Los documentos del Magisterio eclesiástico constituyen tan sólo una forma de semejante interpretación preservadora de la fe.
-Hay que protegerse de la opinión de que los diversos tecnicismos teológicos posean exactamente el mismo sentido en todos y cada uno de los documentos. La amplitud de significado de un mismo término varía a menudo considerablemente en las distintas épocas. Por ejemplo, sacramentum y dogma experimentaron notables desplazamientos semánticos.
-La selección de los textos, tal como se había efectuado hasta ahora en el "Denzinger", relegó notablemente a segundo plano muchos testimonios del Magisterio de sínodos particulares y de sínodos provinciales y de algunos obispos, en favor de los documentos doctrinales pontificios. Con ello puede surgir una imagen equivocada del Magisterio ordinario en la plenitud de sus formas.
Hay que tener en cuenta, finalmente, el contexto total en el que se hallan todas las definiciones y declaraciones del Magisterio. Estas son expresión de la vida de fe y pretenden estimular una vida religiosa que esté henchida del Espíritu. Así que tales textos se comprenderán sólo de manera correcta y apropiada, cuando no se entiendan -por decirlo así- "desde el exterior", cuando no se los interprete "en sentido jurídico", como si fueran preceptos que se imponen, sino corno testimonios de fe.
El uso teológico adecuado del "Denzinger" no conduce, ni mucho menos, a una estéril "teología del Denzinger". Esa "teología" representa, más bien, un uso indebido de esta recopilación de textos. La gran utilidad del correcto uso del "Denzinger" comenzará a mostrarse abundantemente a quien sepa manejar con espíritu genuinamente teológico esta recopilación.
« III. Indicaciones para la lectura »
Presentación de las variantes textuales
Cuando en la lectura variante se amplía el texto,
la ampliación se indica entre corchetes (en escritura normal); la abreviatura de la fuente en la que aparece el texto comparativo precede (en caso necesario) en letra cursiva.
Ejemplo (cf. *23): se completa con "huius":
carnis [LOMoz: huius] resurrectionem.
Cuando en la lectura variante se omite parte del texto,
el texto omitido en la primera lectura se indica en letra cursiva; luego sigue el signo [-!].
Ejemplo (cf. *15 y 22): se omite "a mortuis": tertia die resurrexit a mortuis [-!].
Cuando en la lectura variante se modifica el texto, el texto de la primera lectura se indica en letra cursiva en toda la extensión de la variante; luego sigue la lectura divergente entre corchetes y en escritura normal.
Ejemplo (cf. *30): en lugar de "inferna" se lee "inferos":
descendit ad inferna [Cat Brv: inferos].
Cuando en la variante divergente se modifica el orden de sucesión de las palabras, las palabras que se trasponen van escritas en letra cursiva y están marcadas con cifras voladas; esas cifras aparecen luego en orden traspuesto entre corchetes.
Ejemplo (cf. *6): se trasponen "confitemur" y "credimus":
1 confitemur 2et -credimus [2-1].
Un ejemplo en el que parecen tres de los casos explicados anteriormente (cf. *22):
sepultus [est], tertia die a mortuis [-!] resurrexit,
assumptus est in caelos [in caelum aseendit]... =
Texto principal:
sepultus. tertia die a mortuis resurrexit,
assuraptus est in caelos...
Texto comparativo:
sepultus est, tertia die resurrexit,
in caelum ascendit...
Numerales y ordinales
* 1000 =Número que, en las referencias que aparecen en una parte del texto, designa un texto de esta misma obra.
2400° = Nota introductoria antepuesta a un documento.
3000°0 =Introducción a una colección de textos, antepuesta a la primera nota introductoria.
*15311 = Nota al pie de página correspondiente al número marginal 1531.
I/I/I. 49 = Forma de citar obras que constan de varias partes publicadas sucesivamente (por ejemplo, volumen, volumen parcial, fascículo). El número que sigue a la coma designa la página, de no indicarse otra cosa.
1161 15-17 = Página(s) y línea(s) citada(s).
12a, 15b = Página(s) y columna(s) citada(s) (a: columna izquierda; b: columna derecha).
17C = Página o columna con indicación de la sección.
60 s = Página o número citado y la siguiente página o número.
fol. 4r, fol. 6v = Folio 4 recto, folio 6 verso.
[241] = Indicación de la página de la edición oficial de los documentos de la Sede
Apostólica (ASS desde 37 [1904/1905] y AAS desde 1 [1909]).
« Abreviaturas generales »
a(rt) = articulus encicl. = encíclica
a.v. = aliis verbis [con otras palabras] ep. = epistula [carta]
al. = alii [otros] etc. = et cetera [etcétera]
alem. = alemán expl. = explicación
apend. = apéndice expos. = expositio
apost. = apostólico fase. = fasciculus [fascículo]
art. = artículus o artículo fol. = folio
arzb. = arzobispo ftndam. = fundamentum [fundamento]
ass. = assertio gr. = griego
bien. = bienaventurado hist. = histórico
= capítulus, caput hom. = homilía
ca. = circa [aproximadamente] ibid. = ibidem [allí mismo]
can. = canon id. = idem [el mismo]
cap. = capítulo instr. = instrucción
cf. = confer, conferatur [véase, compárese] junior = el (más) joven
I. = liber / linea [libro / línea]
cit. = citatus, citati, etc. [citado(s), etc.] Lc = locus citatus [lugar citado]
col. = columna n. = numerus [número]
Coll. = Collectio not. = nota(s)
coll. = collige [deduce] otr. = otros
concl. = conclusio [conclusión] p. = página
congr. = congregación p. = pars / pagina [parte / página]
coast. = constitución par. = lugar(es) paralelo(s)
controv. = controversia penit. = penitenciaría
coroll. = corollarium [corolario] prop os. = propositio [proposición]
es. = causa Ps.2... = Pseudo-...
ctm. = certamen public. = publicado [por]
a. = del año q(u). = quaestio [cuestión]
dec. = decisio [decisión] qc. = qaestiuncula
diffic. = dificultas [dificultad] r = recto (cara anterior del folio)
disp. = disputatio reg. = regesta, resumen analítico
disq. = disquisitio resol. = resolutio [resolución]
dist. = distinctio resp. = responsio [respuesta]
doc. = documentum, documento s = sequens, siguiente
dogmat. = dogmático s = siguiente
dub. = dubium, dubitatio [duda] san = san, santo
e(x). g(r).= exempli gratia [por ejemplo] scl. = scilicet [a saber]
e. a. = et alii [y otros] sect. = sectio [sección]
ed. = edición o ediciones Septg. = Septuaginta, La (Versión de los)
ed = edidit, editio LXX
sist. = sistemático
ss. = sequentes, siguientes
ss = siguientes
supl. = suplemento
t. = tomus [tomo, volumen]
teol. = teológico
tit. = titulus [titulo]
tract. = tractatus [tratado]
v(b). g(r) = verbi gratia [por ejemplo]
v = verso (cara posterior del folio)
vol. = volumen [tomo]
« Abreviaturas bibliográficas »
AAS = Acta Apostolicae Sedis (Roma 1909 ss)
AbhBayAk = Abhcntdlungen der Bayerischen Akademie der Wissenschafen,
Philosophisch-philologisehe and historische Klasse (Múnieh 1835 ss) ACColon = Acta et Decreta Concilia Provincia Coloniensis ... a. Dni. MDCCCLX ... celebrati (Colonia 1862)
ACOe = Acta Conciliorum Oecumenicorum, E. Schwartz, ed. (Estrasburgo 1914; Berlín - Leipzig 1922-1940); 2.° Serie (Berlín 1988 ss)
AmER = The American Ecclesiastical Review (Nueva York - Cincinatti 1889-1905; 1943 ss)
AnBoll = Analecta Bollandiana (París - Bruselas 1882 ss)
AnE = Analecta Ecclesiastica (Roma 1893-1911)
AnIP = Analecta luris Pontiftcii (Roma 1855-1891)
Apoll = Apollinaris. Commentarius iruris canonici (Vaticano 1928 ss)
ArchFrPr = Archivum Fratrum Praedicatorum (Roma 1931 ss)
ArchHDLMA = Archives d'Histoire Doctrinale et Littéraire du Moyen-Áge (París 1926 ss)
ArchKKR = Archiv fair Katholisches Kirchenrecht (Mainz 1857 ss)
ArchLKGMA = Archav für Literatur- und Kirchengeschichte des Mittelalters (Berlín 1885-1900)
ArchTGran = Archivo Teológico Granadino (Granada I938 ss)
ASS = Acta Sanctae Sedis (Reina 1865-1908)
ASyll = Acta Sancti Domini Nostri Pii IX, ex quibus excerpt us est Syllabus (Roma 1865)
ASyn = Acta Synodalia Sacrosancti Concilii Oecumenici Vaticani secundi (Vaticano 1970-1980)
BarAE = Annales Ecclesiastici a Christo nato ad annum 1198, C. Baronius, O. Raynaldus, I. Laderchius, eds. (Lucca 1738 ss); A. Theiner, ed. (Barri-Ducis 1864 ss)
BeitrGPhThMA = Beiträge zur Geschichte der Philosophic and Theologie des Mittelaltets (Münster 1891 ss)
BekSchELK = Die Bekenntnisschriflen der Evangelisch-Lutherischert Kirche (Gotinga19676)
BltLE = Bulletin de Littérot ue Ecclésiastique (Toulouse 1899 ss)
BoeW = J.F. Boehmer, C. Will, Regesta archiepiscoporunt Maguntinensium (Innsbruck 1877 ss)
Bruns = H.Th. Bruns, Canones Apostolorum et Conciliarum, saec. IV - V!! (Berlín 1839)
BullCocq = Bullarum Privilegiorum ac Diplomarum Romanorum Pontificum amplissima collectio, C. Cocquelines, ed. (Roma 1739 ss)
BullFr = Bullarium Franciscanum, Romanorum pontificum constitutiones, epistolas ac diplomata continens, J.H. Sbaralea, K. Eubel, eds. (Roma 1759-1904;1929-1949)
BullLux = Magnum Bullarium Romanorum (Luxemburgo 1727 ss)
BullOP = Bullarum Ordinis Praedicatorum, Th. Ripoll, A. Brémond, eds. (Roma 1729-1740)
BullRCt = Bullarii Romani Continuatio (cf. BullCocq), . A. Barbed, R. Segreti, eds. (Roma I835 ss)
BullTau = Bullarum Diplomatum et Privilegiorum Romanorum Pontificum Tauriensis editio, G. Tomassetti et. al., eds. (Turin 1857-1872)
CaANQ = C.P. Caspari, Alte und neue Quellen zur Geschichte des Taufsymbols undder Glaubensregel (Christiania 1879)
CaKA = C.P. Caspari, Ungedruckte, unbeachtete ... Quellen zur Geschichte des Taufsymbols and der Glaubensregel (Christiania 1866 ss)
CdiCF = Codicis Iuris Canonici Fames, P. Gasparri, I. Serédi, eds. (Roma 1923-1939)
CdLuc = El Codice Lucense de la Colección Canónica Hispana, C. García
Goldáraz, ed., parte 1: Reconstrucción (Roma 1954)
CIC = Codex Iuris Canonici (Roma 1917; 1983)
CivCatt = La Civiltá Cattolica (Roma 1850 ss)
CIPL = Clavis Patrum Latinorum, E. Dekkers, ed.: Sacris Erudiri. Jaarboek voor Godsdienstwetenschappen 3 (Steenbrugge 1951; 19612 )
CoDeDe = Constitutiones, Decreta, Declarations, ed. por la Secretaria general delConcilio Vaticano II (Vaticano 1966)
COeD = Conciliarum Oecumenicorum Decreta, ed. por Centro di Documentazione. Istituto per le Scienze Religiose, Bologna (Barcelona - Friburgo - Roma 19622;19733)
CollLac = Acta et Decreta Sacrorum Conciliorum recentiorum. Collectio Lacensis (Friburgo 1870-1890)
CollPF = Collectanea S. Congregationis de Propaganda Fide (Roma 19072)
CouE = Epistolae Romanorum Pontificum a S. Clemente usque ad Innocentium III., P. Constant, ed. (incompleto; Paris 1721)
CpChL = Corpus Cristianorum, Series Latina (Turnholt 1953 ss)
CpChL.CM = Corpus Christianorum, Continuatio Medievalis (Turnholt 1966 ss)
CpRcf = Corpus Reformatorum (Berlin 1834 ss)
CSEL = Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum (Viena 1 866 ss)
CVis = Concilios Visigóticos e Hispano-Romanos, J. Vives, ed. (Barcelona - Madrid 1963)
DALtg = Dictionnaire d'Archéologie Chrétienne et Liturgie (París 1907-1953)
DenCh = H. Denifle-E. Chatelain, Chartularium Universitatis Parisiensis (Paris 1889 ss)
DivThomPl = Divus Thomas. Commentarium de philosophia et theologia (Piacenza 1880 ss)
DThC = Dictionnaire de Théologie Catholique (París 1903 ss)
DuPIA = Ch. du Plessis d'Argentré, Collectio iudiciorum de novis erroribus qui ab initio XII saeculi ... usque ad a. 1713 in Ecclesia proscripti sunt et notati (París 17281: I 7552)
EnchB = Enchiridion Biblicum, ed. por la Pontificia Comisión Bíblica (Roma 19614)
EnglFIR = English Historical Review (London 1886 ss)
EstEcl = Estudios Eclesiásticos (Madrid 1922 ss)
ÉtFranc = Études Franciscaines (París I 899 ss)
FlP = Florilegium Patristicum (Bonn 1904-1941)
Frdb = Corpus Iuris Canonici, E.L. Friedberg, ed. (Leipzig 1879-18812)
FThSt = Freiburger Theologische Studien (Friburgo 1910 ss)
Funk = F.X. Funk, Patres Apostolici (Tubinga 1901 ss)
GChSch = Die Griechischen Christlichen Schriftsteller der ersten drei Jahrhunderte (Berlín - Leipzig 1897 ss)
Greg = Gregorianum (Roma 1920 ss)
Guibert = J. de Guibert, Documenta ecclesiastica christianae perfectionis stadium spectantia (Roma 1931)
HaC = I. Hardouin, Acta Conciliorum et Epistolae decretales ac Constituiones Summorum Pontificum ab anno 34 ad annum 1714 (París 1714-1715) Hb = Historisches Jahrbuch der Görres-Gesellschaft (Münster-Múnich 1880 ss)
Hn = A. Hahn, G.L. Hahn, Bibliothek der Symbole and Glaubensregeln der Alten Kirche (Breslau 18973)
lrénikon = Irénikon (Array sur Meuse - Chevetogne 1926 ss)
JR = Ph. Jaffe, Regesta Pontificum. Romanorum, S. LBwenfeld, F. Kaltenbrunner,
P. Ewald, eds. (Leipzig 1885-18882)
JThSt = The Journal of Theological Studies (Oxford - London 1899 ss)
Karmiris = J.N. Karmiris, Ta2 dogmatika2 kai2 symbolika2 mnhmei9a th9w
3Oruodo1joy Kauolikh9w 3Ekklhsilaw, vol. 1 (Atenas 1952)
Katholik = Der Katholik (Estrasburgo - Mainz 1821-1918)
KIT = Kleine Texte fur Vorlesungen und Übungen, H. Lietzmann, ed (Bonn 1902 ss)
KüA = K. Künstle, Antipriscilliana (Freiburg 1905)
KüBS = K. Künstle, Eine Bibliothek der Symbole und theologischer Trakiate zur Bekämpfung des Priscillianismus (Mainz 1900)
LQF = Litutgiewissenschaftliche Quellen und Forschungen (Münster 1957 ss)
Ltzm = Symbole der Alten Kirche , H. Lietzmann, ed. (KIT 17-18; Bonn 19142)
MaC = Sacrorum Conciliorum nova et amplissima collectio, J.D. Mansi, ed. (Florencia 1759-1827; París - Leipzig 1901-1927)
MGH = Monumenta Germaniae Hisiorica inde ab anno 500 usque ad annum 1500 (Hannover - Berlin 1826 ss)
MigThC = Theologiae Cursus completus, J.-P. Migne, ed. (París 1838 ss)
NArch = Neues Archiv der Gesellschaft für ältere deutsche Geschichtskunde zur Befórderung einer Gesanuausgabe der Quellen deutsche, . Geschichte des Mittelalters (Hannover 1876-1936)
NGWGött = Nachrichten der Gesellschaft der Wissenschaften in Gottingen (Berlin 1884 ss)
NKD = Nachkonziliare Doktunentation, ed. por el instituto Litúrgico de Tréveris (Tréveris 1967-1977)
NvRTh = Nouvelle Revue Théologique (Lovaina 1869-1940; 1945 ss)
ÖstVJKTh = Österreichische Vierteljahrsschrif für Katholische Theologie (Viena 1862-1874)
OrChrPer = Orientalia Christiana Periodica (Roma 1935 ss)
PerRMor = Periodica de Re Morali, Canonica, liturgica (Roma 1903 ss)
PG = Patrologiae Cursus completus, Series Graeea, J.-P. Migne, ed. (París 1857 ss)
PL = Patrologiae Cursus completus, Series Latina, J.-P. Migne, ed. (París 1844 ss)
PoR = A. Potthast, Regesta Pontificum Ramanorum inde ab anno p. Christian 1198 ad annum 1304 (Berlin 1874 ss)
PTS = Patristische Téxte and Studien (Berlín- Nueva York 1964 ss)
RBén = Revue Benedictine (Maredsous I884 ss)
RechScRel = Recherches de Science Religieuse (Paris 1910-1940; 1946 ss)
RechThAM = Recherches de Théologle Ancienne et Mádiévale (Lovaina 1929-1940; 1946 ss)
RHE = Revue d'Histoire Ecclésiastique (Lovaina 1900 ss)
RHLRe1 = Revue d'Histoite et Lillératute Religieuse (París 1896-1907)
RHPhRel = Revue d'Histoire et Philosophie Religieuse (Estrasburgo - Paris 1921 ss)
RiTr = Canones et Decreta Concilii Tridentini ex editione Romana a. MDCCCXXXIV repetiti, E.L. Richter, ed. (Leipzig 1853)
RömQ = Römische Quartalschrift für christliche Altertumskunde and für Kirchengeschichte (Roma - Friburgo 1887 ss)
Routh = M.J. Routh, Reliquiae sacrae sive auctorum fere iam perditorum 2i et 3i saeculi p. Christum natum quae supersunt (Oxford 1846 ss)
SbBayAK = Sitzungsberichte der Bayerischen Akademie der Wissenschaften zu München, philosophisch-historische Klasse (Münich 1860 ss)
SbWienAK = Sitzungsberichte der Wiener Akademie der Wissenschaften, philosophisch-historische Klasse (Wien 1848 ss)
ScuolaCatt = La Scuola Cattolica (Mailand 1873)
SGTr = Concilium Tridentinum, Diariorum, Actorum, Epistularuin, Tractatuum nova Collectio, ed. por la Geirres-Gesellschaft (Friburgo 1901 ss)
SouChr = Sources Chrétiennes (París 1941 ss)
ST = Studi e Testi. Biblioteca Apostolica Vaticana (Vaticano 1900 ss)
TD = Textus et Documenta, Series theologica (Roma 1932 ss)
TheiTr = Acta genuina Sacrosancti oecumenici Concilii Tridentini, A. Theiner, ed. (Zagreb- Leipzig 1874)
Thl = A. Thiel, Epistolae Romanorum Pontificum ... A Sancto Hilario usque
ad Pelagium II (inconcluso; Braunsberg 1868)
ThPrQ = Theologisch-Praktische Quartalschrift (Linz 1848 ss)
ThQ = Theologische Quartalschrift (Tubinga 1819 ss)
ThR = Theologische Revue (Munster 1902 ss)
TU = Texte and Untersuchungen zur Geschichte der altchristlichen Literatur (Berlin - Leipzig 1882 ss)
Turner = Ecclesiae Occidentalis Monumenta iuris antiquissima. Canonum et Conciliorum graecorum interpretationes latinae, C.H. Turner, ed. (Oxford 1899-1934)
VigChr = Vigiliae Christianae. A Review of Early Christian Life and Language (Amsterdam 1947 ss)
Viva = D. Viva, Damnatarum thesium theologica trutina, Partes 1-3 en un volumen (Padua 17113)
ZKG = Zeitschrift für Kirchengeschichte (Gotha - Stuttgart 1876 ss)
ZKTh = Zeitschrift für Katholische Theologie (Innsbruck 1877 ss)
ZNTW = Zeitschrift für die Neutestamentliche Wissenschaft und die Kunde der älteren Kitrche (Giessen 1900 ss)