Catequesis sobre el Credo
Juan Pablo II
DIOS, EL QUE ES
(7.VIII.85)
1. "Creemos que este Dios £nico es absolutamente uno en su esencia infinitamente santa al igual que en todas sus perfecciones, en su omnipotencia, en su ciencia infinita, en su providencia, en su voluntad y en su amor. El es el que es, como lo ha revelado a Mois‚s; y El es Amor, como el Ap¢stol Juan nos lo ensena; de forma que estos dos nombres, Ser y Amor, expresan inefablemente la misma Realidad divina de Aquel que ha querido darse a conocer a nosotros y que habitando en una luz inaccesible est en S¡ mismo por encima de todo nombre, de todas las cosas y de toda inteligencia creada" (Insegnamenti de Paolo Vl, Vl, 1968, p g. 302).
2. El Papa Pablo Vl pronunciaba estas palabras en el 1900 aniversario del martirio de los Santos Ap¢stoles Pedro y Pablo, el 30 de junio de 1968, durante la profesi¢n de fe llamada "El credo del Pueblo de Dios". Expresan de manera m s extensa que los antiguos S¡mbolos, aunque tambi‚n de forma concisa y sint‚tica, aquella verdad sobre Dios que la Iglesia profesa ya al comienzo del S¡mbolo: ~Creo en Dios": es el Dios que se ha revelado a S¡ mismo, el Dios de nuestra fe. Su nombre: "Yo soy el que soy", revelado a Mois‚s desde el interior de la zarza ardiente a los pies del monte Horeb, resuena, pues, todav¡a en el S¡mbolo de fe de hoy. Pablo Vl une este Nombre–el nombre "Ser"–con el nombre "Amor" (seg£n el ejemplo de la primera Carta de San Juan). Estos dos nombres expresan del modo m s esencial la verdad sobre Dios. Tendremos que volver de nuevo a esto cuando, al interrogarnos sobre la Esencia de Dios, tratemos de responder a la pregunta: qui‚n es Dios.
3. Pablo Vl hace referencia al Nombre de Dios "Yo soy el que soy", que se halla en el libro del Exodo. Siguiendo la tradici¢n doctrinal y teol¢gica de muchos siglos, ve en ‚l la revelaci¢n de Dios como "Ser": el Ser subsistente, que expresa la Esencia de Dios en el lenguaje de la filosof¡a del ser (ontolog¡a o metaf¡sica) utilizada por Santo Tom s de Aquino. Hay que anadir que la interpretaci¢n estrictamente ling¡stica de las palabras "Yo soy el que soy", muestra tambi‚n otros significados posibles, a los cuales aludiremos m s adelante. Las palabras de Pablo Vl ponen suficientemente de relieve que la Iglesia, al responder al interrogante: ?Qui‚n es Dios?, sigue, a partir del ser (esse), en la l¡nea de una tradici¢n patr¡stica y teol¢gica plurisecular. No se ve de qu‚ otro modo se podr¡a formular una respuesta sostenible y accesible.
4. La palabra con la que Dios se revela a S¡ mismo expres ndose en la "terminolog¡a del ser", indica un acercamiento especial entre el lenguaje de la Revelaci¢n y el lenguaje del conocimiento humano de la realidad, que ya desde la antigedad se calificaba como "filosof¡a primera". El lenguaje de esta filosof¡a permite acercarse de alg£n modo al Nombre de Dios como "Ser". Y, sin embargo –como observa uno de los m s distinguidos representantes de la escuela tomista en nuestro tiempo, haciendo eco al mismo Santo Tom s de Aquino (cfr. Contra Gentes, I, cc. 14, 30)–, incluso utilizando este lenguaje podemos, al m ximo, "silabear" este Nombre revelado, que expresa la Esencia de Dios (cfr. E. Gilson, Le thomisme, Par¡s 19445, ed, Vrin, p gs. 33, 35, 41, 155-156). En efecto, !el lenguaje humano no basta para expresar de modo adecuado y exhaustivo "Quien es" Dios! !vuestros conceptos y nuestras palabras respecto de Dios sirven m s para decir lo que El no es que lo que es! (cfr. Summa Th., I, q. 12, a 12 s).
5. "Yo soy el que soy". El Dios que responde a Mois‚s con estas palabras es tambi‚n "el Creador del cielo y de la tierra". Anticipando aqu¡ por un momento lo que diremos en las catequesis sucesivas a prop¢sito de la verdad revelada sobre la creaci¢n, es oportuno notar que, seg£n la interpretaci¢n com£n, la palabra " crear" significa "llamar al ser del no-ser", es decir, de la "nada". Ser creado significa no poseer en s¡ mismo la fuente, la raz¢n de la existencia, sino recibirla "de Otro". Esto se expresa sint‚ticamente en lat¡n con la frase "ens ab alio" . El que crea–el Creador–posee en cambio la existencia en s¡ y por s¡ Mismo ("ens a Se"). El ser pertenece a su substancia: su esencia es el ser El es el Ser subsistente (Esse subsistens). Precisamente por esto no puede no existir, es el ser "necesario". A diferencia de Dios, que es el "ser necesario", los entes que reciben la existencia de El, es decir, las creaturas, pueden no existir: el ser no constituye su esencia; son entes "contingentes".
6. Estas consideraciones respecto de la verdad revelada sobre la creaci¢n del mundo, ayudan a comprender a Dios como el "Ser". Permiten tambi‚n vincular este "Ser" con la respuesta que recibi¢ Mois‚s a la pregunta sobre el Nombre de Dios: "Yo soy el que soy"). A la luz de estas reflexiones adquieren plena transparencia tambi‚n las palabras solemnes que oy¢ Santa Catalina de Siena: "T£ eres lo que no es, Yo soy El que Es" (S. Catharinae Legenda maior, I, 10). Esta es la Esencia de Dios, el Nombre de Dios, le¡do en profundidad en la fe inspirada por su auto-revelaci¢n, confirmado a la luz de la verdad radical contenida en el concepto de creaci¢n. Ser¡a oportuno cuando nos referimos a Dios escribir con letra may£scula aquel "soy" el que "es", reservando la min£scula a las criaturas. Ello seria adem s un signo de un modo correcto de reflexionar sobre Dios seg£n las categor¡as del "ser". En cuanto "ipsum Esse Subsistens"–es decir, absoluta plenitud del Ser y por tanto de toda perfecci¢n–Dios es completamente transcendente respecto del mundo. Con su esencia, con su divinidad El "sobrepasa" y "supera" infinitamente todo lo que es creado: tanto cada criatura incluso la m s perfecta como el conjunto de la creaci¢n: los seres visibles y los invisibles. Se comprende as¡ que el Dios de nuestra fe, EL QUE ES, es el Dios de infinita majestad. Esta majestad es la gloria del Ser divino, la gloria del Nombre de Dios, muchas veces celebrada en la Sagrada Escritura. "Yav‚, Senor nuestro, !cu n magnifico es tu nombre / en toda la tierra!" (Sal 8, 2). "T£ eres grande y obras maravillas, / t£ eres el solo Dios" (Sal 86, 10). "No hay semejante a ti, oh Yav‚..." (Jr 10, 6). Ante el Dios de la inmensa gloria no podemos m s que doblar las rodillas en actitud de humilde y gozosa adoraci¢n repitiendo con la liturgia en el canto del Te Deum: "Pleni sunt cali et terra maiestatis gloriae tua Te per orbem terrarum sancta confitetur Ecclesia: Patrem inmensa maiestatis": "Los cielos y la tierra est n llenos de la majestad de tu gloria... A ti la Iglesia santa, extendida por toda la tierra, te proclama: Padre de inmensa majestad".