Introducción
El Apóstol San Pedro
Los Destinatarios de la 1P
Ocasión y Finalidad de la 1P
Fecha y lugar de composición de la 1P
Autor de la 1P
Lengua y estilo de la 1P
Autenticidad y canonicidad de la 1P
Doctrina de la 1P
División de la 1P

Introducción

El Apóstol San Pedro

Su nombre primitivo era Simón, hijo de Juan! Era oriundo de Betsaida de Galilea y, con su hermano Andrés, ejercía el oficio de pescador en el lago de Tiberíades. En un principio ambos hermanos fueron discípulos de San Juan Bautista. Pero pronto siguieron a Jesucristo, del cual recibió Simón el nombre de Pedro.
Hacia el año 42-43, San Pedro abandonó Jerusalén con motivo de la persecución de Herodes Agripa. ¿Se fue entonces a Roma? Así lo afirman varios autores antiguos: Eusebio, San Jerónimo, Orosio, y muchos autores modernos. Sin embargo, los testimonios de la tradición no son muy fuertes, ya que San Jerónimo y Orosio parecen depender de Eusebio; y la frase de Hch 12, 17: "Y salió, yéndose a otro lugar," es demasiado vaga para apoyarse en ella. Lo más probable es que el apóstol no se haya alejado de Palestina, contentándose con salir de las regiones que pertenecían a Herodes Agripa. Sabemos que vivió durante cierto tiempo en Antioquía, de donde una antigua tradición le hace obispo. De todos modos, en el año 49-50 estuvo presente en el concilio de Jerusalén.
La venida y el martirio de San Pedro en Roma son probables. Se discute el año en que llegó, la duración de su permanencia y la fecha precisa de su muerte. Hoy varios autores piensan que Pedro llegó a Roma bajo el emperador Nerón (54-68). La fecha de su martirio debió de ser probablemente el año 67, aunque hay autores que piensan más bien en el año 64. La tradición parece inclinarse más por el año 67, ya que señala el año 14 de Nerón como fecha del martirio de San Pedro y San Pablo.

Los Destinatarios de la 1P

No sabemos si San Pedro había visitado las cristiandades del Asia Menor, a las cuales dirige su primera carta. No existen indicios de que el apóstol conociese personalmente a los destinatarios.
La carta va dirigida a los cristianos que habitaban en diversas regiones del Asia Menor: Ponto, Galacia, Capadocia, Asia proconsular, Bitinia. Diversos indicios de la carta demuestran que los lectores eran en su mayoría convertidos del paganismo: les dice que vivían en la ignorancia de Dios, lo cual no se podría decir de los judíos; que fueron llamados de las tinieblas a una luz admirable; que en un tiempo no eran pueblo de Dios ni habían conseguido misericordia. También supone que antes no eran hijos de Abraham; y en 1P 4, 3-5 recomienda a sus lectores el dejar de hacer, como en otro tiempo, la voluntad de los gentiles.
Varias de las regiones nombradas en el encabezamiento de la carta fueron evangelizadas por San Pablo y sus discípulos. De Pedro no sabemos que haya predicado en aquellas regiones. Tal vez Pedro haya sabido por Silvano las grandes dificultades por las que pasaba aquella Iglesia. Y, por razón de su autoridad apostólica, les haya escrito para exhortarlos y confirmarlos en la fe. Los destinatarios debían de pertenecer en su mayor parte a la clase social más humilde, como se desprende de las amonestaciones que dirige a los esclavos. En cambio, faltan las amonestaciones correlativas dirigidas a los patronos. Los cristianos son muy probados; pero, al mismo tiempo, saben que los demás cristianos del mundo entero han de sufrir del mismo modo. No parece que esto suponga que las persecuciones del Imperio romano ya hubieran empezado. Por la epístola se ve que se trata de vejaciones, de calumnias, no de persecuciones. 

Ocasión y Finalidad de la 1P

Las pruebas que los cristianos tenían que sufrir de parte de los paganos y de los judíos, ponían en peligro su fe. Injurias, calumnias, vejaciones de todo género, debilitaban la fe de muchos, que podían volver a la vida disoluta anterior a su conversión. Por eso, la finalidad de la epístola es exhortar a los cristianos a ser fieles a su fe. Para esto les recuerda su incomparable dignidad y el inmenso favor que el Señor les había hecho al llamarlos a su fe. Les exhorta a que cumplan con todo cuidado los deberes para con todos los hombres; que vivan piadosamente, para que, de este modo, puedan desenmascarar las calumnias de los enemigos.
La ocasión que motivó la 1P debió de ser la situación difícil por la que atravesaban las comunidades cristianas del Asia Menor, perseguidas, calumniadas, injuriadas por los paganos y judíos. Pero ¿por qué no fue San Pablo el que escribió a dichas Iglesias, evangelizadas por él? Posiblemente porque San Pablo en aquel momento estaba ausente de Roma, empeñado en su viaje a España después Je ser liberado de su primera cautividad. 

Fecha y lugar de composición de la 1P

Teniendo en cuenta ciertos indicios de la misma epístola, se puede colocar su composición hacia el año 63-64. No pudo ser escrita antes del año 60, es decir, antes del tercer viaje apostólico de San Pablo (54-58), ya que la epístola 59 supone que la religión cristiana había sido propagada en casi todas las provincias del Asia Menor. Además, hay en la 1P reminiscencias de la epístola a los Romanos (57-58) y de la epístola a los Efesios (61-63). El hecho de que no se manden saludos de San Pablo en esta epístola de San Pedro, escrita desde Roma, hace suponer que San Pablo no se encontraba en Roma cuando fue escrita. Ahora bien, el Apóstol fue liberado en la primavera del año 63. Luego no pudo ser escrita antes del año 63. Tampoco pudo ser escrita después del año 64, ya que no se alude para nada a la persecución de Nerón, que estalló en el otoño de aquel año. Así piensan Felten, Meinertz, Holzmeister y Teófilo García de Orbiso.
En todo caso, la misma epístola se opone a una composición demasiado tardía, como el fin del siglo I o el siglo II. Los destinatarios pertenecen a la primera generación cristiana, ya que San Pedro les dice que no vuelvan a los errores paganos que han abandonado. La parusía es contemplada como próxima. La organización jerárquica es todavía rudimentaria: las comunidades son gobernadas por presbíteros.
El lugar de composición fue Roma, como se ve por la expresión Os saluda la Iglesia de Babilonia. Babilonia es un nombre simbólico que designa la Roma pagana, que era ciudad grande, rica, soberbia, adoradora de falsos dioses, perseguidora de los santos, como había sido la Babilonia de Mesopotamia. Así lo afirman escritores muy antiguos, como Papías, Clemente Alejandrino, San Jerónimo y otros. Este modo de ver es confirmado por el Apocalipsis y por escritos apócrifos que emplean un simbolismo semejante. Tiene muy poca probabilidad la opinión de algunos que piensan que la epístola fue escrita en Babilonia de Mesopotamia. En aquel tiempo, Babilonia estaba destruida, y en su lugar sólo existía un pueblecito medio desierto. Menos probabilidad tiene aún la teoría de otros que colocan la composición de la 1P en Babilonia de Egipto, cerca de El Cairo. En el siglo I era tan sólo una estación militar. 

Autor de la 1P

San Pedro se sirvió de la ayuda de Silvano para la composición de la epístola. Silvano, llamado Silas en Hch 15, 22.32, era colaborador de San Pablo y había intervenido eficazmente en la expansión del cristianismo en Asia Menor. Conocía bien, por consiguiente, el ambiente de las comunidades cristianas del Asia Menor, a las que quería escribir San Pedro. Probablemente Silvano no fue un simple amanuense, sino un redactor fiel de las ideas de Pedro. En cuyo caso hay que suponer en el redactor el carisma de la inspiración, por haber intervenido de un modo considerable en la redacción de la carta.
El estilo de la epístola tiene reminiscencias paulinas. Esto se explica fácilmente si tenemos presente que Silvano -redactor de la epístola- era discípulo de San Pablo. De ahí las semejanzas entre la 1P y las epístolas a los Romanos y a los Efesios principalmente; y algunas diferencias estilísticas entre la 1P y la 2P, que pudo ser escrita por otro redactor. Las ideas de ambas epístolas son de Pedro, pero la lengua y el estilo pertenecen a dos redactores diversos.

Lengua y estilo de la 1P

La epístola fue escrita en griego, como admiten todos los autores. La opinión de San Jerónimo de que originariamente había sido escrita en arameo es hoy día abandonada de todos. Los caracteres fundamentales de la lengua y del estilo de la 1P se encuentran en los demás escritos neotestamentarios pertenecientes a la corriente petrina (2P, discursos de San Pedro en los Hechos de los Apóstoles, evangelio de San Marcos). Su vocabulario, fraseología, etc., tienen bastante de común75.
El estilo de la 1P es claro, sencillo y gramaticalmente correcto. "La característica del estilo -afirma Verdunoy- es la frase invertebrada, sin continuación lógica exterior, pero dotada de una lógica interior real". Un caso bien típico lo tenemos en la interminable frase de 1P 1, 3-12, en la que se amontonan preposiciones subordinadas, que hacen difícil una traducción literal. La influencia de la versión de los LXX es manifiesta, pues de 62 hapax del Nuevo Testamento que se encuentran en nuestra epístola, 34 se hallan en los LXX. Ciertos semitismos y algunas incorrecciones de estilo, como la omisión demasiado frecuente del artículo, el uso de la partícula µ? con participio en lugar del o? clásico, la ausencia de las conjunciones ??a, ?e, ?pe?, epe?d?, te, d?, p??, p??, a?, denuncian un autor no griego. La circunstancia de que en la 1P no se empleen las partículas Que acabamos de indicar hace decir a Bigg: "Este solo hecho hasta para demostrar que el autor no era un griego." San Pedro era, en efecto, un hombre sin instrucción. Sin embargo, el vocabulario de la epístola es rico, sus frases son flexibles, y sus expresiones, felices. El autor conoce las antítesis verbales elegantes y atestigua un sentido agudo de la estructura rítmica. Por lo cual se ve que San Pedro se ha servido de un redactor.
El estilo de San Pedro es rico en imágenes, en metáforas. Sin embargo, ordinariamente, no son originales, sino ya conocidas de la Biblia. Expresa sus sentimientos con entusiasmo y con afecto, cautivando y encendiendo el alma de cada cristiano en deseos de imitar al divino paciente.
El estilo epistolar es más marcado que en la epístola de Santiago. Sin embargo, las exhortaciones morales le dan más bien el aspecto de una homilía, con ciertos rasgos epistolares. Las numerosas alusiones al bautismo indican que el autor se ha servido para redactar su carta de expresiones e ideas provenientes de la catequesis bautismal.
Hay serios indicios que prueban la dependencia de la 1P respecto de la epístola de Santiago: encabezamiento semejante, empleo de las mismas palabras raras, las mismas citas del libro de los Proverbios. 

Autenticidad y canonicidad de la 1P

La autenticidad petrina de la epístola ha sido negada o puesta en duda, desde principios del siglo XIX, por muchos acatólicos (H. von Soden, H. Gunkel, R. Knopf, Jülicher-Fascher). Los católicos, en cambio, a los que se unen también muchos acatólicos, defienden enérgicamente la genuinidad de la epístola.
En la tradición patrística no se encuentra la menor traza de duda acerca de la autenticidad y canonicidad de la carta. El primer testimonio canónico se encuentra en la 2P, en donde se dice: "Esta es, carísimos, la segunda epístola que os escribo." Tanto en la Iglesia oriental como en la occidental abundan los testimonios explícitos sobre la autenticidad petrina de la epístola. San Ireneo cita varias veces de modo explícito la epístola. Lo mismo hacen Clemente Alejandrino, Orígenes, Tertuliano y Eusebio, según el cual la 1P pertenece a los libros llamados homologúmena (ta ?µ??????µe-?a), ? sea los que son recibidos por todos sin ninguna oposicisn. Por eso puede decir Tricot: "No hay libro en todo el Nuevo Testamento que tenga testimonios más antiguos o más explícitos que la 1P"
La omisión de la 1P en el Canon de Muratori -teniendo presente el consentimiento unánime de la tradición de la Iglesia- no ha de sorprender demasiado, pues podría explicarse por una mutilación o una corrupción del texto. Tanto más cuanto que el Pastor de Hermas conoce la 1P y fue muy utilizada en el decurso del siglo II Se encuentra también en todas las versiones antiguas: Siríaca, Vetus Latina, Cóptica, etc., y en los cánones antiguos de los libros sagrados.
El testimonio externo es confirmado por razones internas tomadas de la misma epístola. El autor se llama a sí mismo Pedro apóstol, testigo de la pasión de Cristo. Habla de Marcos como de su hijo, que, según una antiquísima tradición, era compañero y amanuense de Pedro. Alude con frecuencia, como testigo ocular, a los sermones y a los hechos de Jesús.

Doctrina de la 1P

Aunque la epístola se propone como finalidad esencial el exhortar y atestiguar, contiene, sin embargo, una gran riqueza doctrinal. Es importante observar que la 1P recuerda frecuentemente las expresiones y los puntos doctrinales de los discursos de Pedro, que nos han sido transmitidos por los Hechos de los Apóstoles. Sin embargo, la enseñanza cristiana de la epístola ya no pertenece al estadio arcaico de la predicación apostólica.
Las principales ideas doctrinales de la epístola son las siguientes:
Dios es considerado como sabio, misericordioso, santo, padre, fiel, juez universal y justo, creador, poderoso y salvador. El misterio de la Santísima Trinidad es profesado con bastante claridad.
Cristo es llamado Señor en diversos lugares. Lo considera como preexistente, puesto que iluminaba a los profetas antiguos. San Pedro aplica a Cristo todo cuanto en el Antiguo Testamento es dicho de Yahvé. Jesucristo, siendo totalmente inocente, padeció y se sacrificó por nosotros. Sus sufrimientos y su muerte, que nos han de servir de modelos, han expiado por todos los pecados de los hombres. Después que Cristo murió en la cruz, fue a anunciar la salvación a los espíritus de los justos prisioneros en los infiernos. Resucitó, subió al cielo y está a la diestra de Dios. Al final de los tiempos tendrá lugar la parusía de Cristo para juzgar a los vivos y a los muertos.
El hombre era pecador, pero había sido predestinado a la santidad. Por eso fue regenerado por Cristo mediante la fe, la sumisión a Dios y el bautismo. El bautismo fue prefigurado por las aguas salvadoras del diluvio. El Espíritu nos regeneró y nos santificó. Por este motivo, el hombre puede esperar una vida bienaventurada en el cielo. Pero para obtenerla ha de despojarse de todos sus vicios y pecados, luchar contra el demonio practicar la caridad fraterna, imitar la santidad de Dios y unirse a Jesucristo para dar a Dios el verdadero culto.
La Iglesia, o mejor, la doctrina eclesiológica, tiene mucha importancia en la 1P Los cristianos son entre sí hermanos y miembros de Cristo. Constituyen un edificio viviente, cuyas piedras son ellos mismos, y la base, Jesucristo. Los cristianos han venido a formar el verdadero pueblo de Dios. Cristo los gobierna como supremo pastor. Los pastores visibles son los apóstoles y los presbíteros, los cuales han de mostrarse en su gobierno vigilantes, desinteresados, celosos, amables, ejemplares. 

División de la 1P

Siendo nuestra epístola casi en su totalidad parenética o exhortativa, resulta difícil hacer una división perfecta. Si exceptuamos la introducción y la conclusión, lo demás es una continuación ininterrumpida de exhortaciones morales, estrechamente asociadas a consideraciones doctrinales que las justifican. La preocupación dominante de la epístola es la vida cristiana como fuente de valor y de esperanza.
1) Encabezamiento (1P 1, 1-2).
2) Acción de gracias por la regeneración bautismal (1P 1, 3-12).
a) La salud de los cristianos (1P 1, 3-9).
b) La esperanza de los profetas (1P 1, 10-12).
3) Exhortación a la santidad (1P 1, 13-1P 2, 10).
a) Exhortación a la vigilancia (1P 1, 13-21).
b) A la caridad (1P 1, 22-25).
c) A la simplicidad (1P 2, 1-3).
d) El nuevo sacerdocio (1P 2, 4-10).
4) Diversas obligaciones de los cristianos (1P 2, 11-1P 3, 17).
a) El buen ejemplo entre los paganos (1P 2, 11-12).
b) Sumisión a las autoridades (1P 2, 13-17).
c) Deberes de los siervos respecto de sus señores (1P 2, 18-25).
d) Deberes mutuos de los esposos (1P 3, 1-7)·
e) Deberes de caridad fraterna (1P 3, 8-12).
f) Comportamiento cristiano en el sufrimiento (1P 3, 13-17).
5) La resurrección y el descenso a los infiernos (1P 3, 18 -1P 4, 6).
6) Proximidad de la parusía (1P 4, 7-1 1).
7) Síntesis de la epístola (1P 4, 12-19).
8) Advertencias a los diversos miembros de la comunidad (1P 5, 1-11).
a) Advertencias a los presbíteros (1P 5, 1-4).
b) Advertencias a los fieles (1P 5, 5-11).
9) Últimos avisos y saludos (1P 5, 12-14).